martes, 24 de febrero de 2015

Rajoy al final del túnel

Además de la crisis, Rajoy ha dado por finalizada la legislatura y ha inaugurado la temporada alta de propaganda en el PP. El debate del Estado de la Nación ha servido, sobre todo, para que las agencias de publicidad se froten las manos. A partir de su finalización, con la respuesta del presidente a las réplicas de la oposición, el gobierno ha iniciado el largo camino propagandístico hasta llegar a las próximas elecciones generales.
Para ser justos, técnicamente, no se puede decir que haya dado por finalizada la legislatura. Lo que ha dicho es que ya ha hecho todo lo que tenía que hacer. Que ya vivimos en el País de las Maravillas y que atamos a los perros con longaniza. Sin tener muy claro por el agujero de la imaginación por el que se ha dejado caer o a qué conejo perseguía en su sueño de la razón.
En la España real hay más paro que cuando llegó al gobierno en 2011, la renta per cápita de los españoles es más baja, hay más familias en situación de pobreza y la deuda de nuestro país es más alta en 2015. Ese es el legado. Su proyecto emblemático. El país que deja para retirarse a un consejo de administración, a dar conferencias en universidades norteamericanas o a seguir persiguiendo conejos imaginarios. A saber.
También ha hecho anuncios. El de la redacción de la Ley de Segunda Oportunidad, que ni evita la pobreza ni elimina las deudas de las familias porque, en todo caso, mantiene la obligación de los españoles y españolas a devolver hasta la última peseta que deban a las entidades financieras. Otro: que los primeros 500 Euros de renta no cotizarán a la Seguridad Social, lo que supondrá la merma del gasto en el capítulo asistencial, justo cuando los ciudadanos más necesitan las políticas sociales.
La desfachatez del personaje le ha llevado, en un momento dado, a afirmar que está inaugurando una fase expansiva de nuestra economía. Debería explicárselo a quienes han visto reducidas las becas para estudios universitarios, a los jóvenes que han salido del país para conseguir un empleo que no guarda relación con su nivel de formación, a las familias a las que los bancos les han embargado sus viviendas, a los que duermen en el portal de esos mismos bancos  junto a los cajeros automáticos o a los parados de mas de 45 años que albergan la posibilidad y la pesadilla de no volver a trabajar. Hay más, pero lo obviaremos para no aburrir al personal ni cansar al muchacho teniendo que dar más explicaciones de la cuenta.
Intento buscar algún mérito y encuentro eminentemente dos, su afán por reinsertar delincuentes mediante el envío de mensajes telefónicos personales de apoyo y fortaleza y la lucha contra la corrupción mediante la destrucción de material informático.
Y a partir de ahora el dinero de nuestros impuestos empezará a fluir hacia los medios de comunicación, principalmente hacia los afines. Anuncios en radio, prensa escrita y televisión sobre las consecuencias de los excesos de velocidad, las de hablar por el móvil mientras conducimos o las del consumo de alcohol al volante; sobre  la lotería de navidad; sobre lo bien que atendemos a los turistas; sobre el Tesoro Público y sobre que Hacienda somos todos. Veremos anuncios hasta para sensibilizarnos de la necesidad de incluir a la luciérnaga de pelo duro en el catálogo de especies en vías de extinción.
Y a cambio, extensos publirreportajes sobre logros y legados, interminables entrevistas y perfiles personales de los miembros del gobierno, la crónica de otra ruta senderista por su Galicia natal en pantaloncito corto y en noviembre, o sus aledaños, a votar. Porque ha acabado la crisis y ha comenzado la propaganda. O eso ha dicho Rajoy.

Solo espero que cuando deje de caer por el túnel no se atiborre de galletas con el Sombrerero Loco. Menudo añito nos espera. Vale.

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