miércoles, 7 de diciembre de 2011

La necesidad de un debate honrado y sin exclusiones en el PSOE


Algunas de las afirmaciones que se oyen estos días son difícilmente entendibles en el convulso tránsito recién iniciado por el PSOE. Cuesta creer, desde mi experiencia personal, que nunca haya existido democracia interna o libertad de expresión. Ya digo que este que suscribe siempre ha dicho lo que pensaba en voz alta. Y vayan por delante algunos ejemplos de mi incontinencia verbal.
En repetidas ocasiones, hace años, dije que el funcionamiento democrático de algunas agrupaciones locales estaba viciado por la endogamia a las que las sometían sus dirigentes locales, enfrentándome, entonces a la dirección socialista local de turno y también a la provincial. Porque, aducía, los socialistas estaban en la calle y no en las agrupaciones locales, al menos no todos. Y soy consciente de que la fuerza del partido socialista reside en sus militantes de base, en quienes nunca han aspirado a un cargo electo y están alejados de la esgrima florentina y los pasillos de los congresos orgánicos.
He sido defensor de las primarias, el censo de simpatizantes y las listas abiertas hasta dejarlo escrito e, incluso, haber asistido como delegado a un congreso regional gracias a esas listas abiertas.
He opinado que Zapatero fue elegido Secretario General mediante un procedimiento de selección adversa, y a pesar de ello su designación fue la del proceso más democrático que ningún otro partido político haya llevado a cabo hasta el momento.
Alguien podría decirme que si “comulgo” tan poco con los procedimientos orgánicos qué narices hago en el PSOE. La explicación es que ideológicamente es en el único partido en el que quiero, puedo y debo militar, porque su objetivo, y el mío, es el de construir una sociedad más justa para las generaciones venideras, y si es posible, también para las actuales.
Claro que hay vicios en su funcionamiento, y cierto grado de voluntarismo, que es una manera eufemística de referirse a la incompetencia. Y claro que existen males en el PSOE, pero no se trata de males generalizados, luego pueden ser corregibles. Es cierto que en alguna agrupación el más revanchista e incompetente mantiene a raya cualquier intento de liderazgo legítimo en defensa de su propio clan. O que el oportunista con el ideario recién aprendido proclame soflamas virtuales a través de las redes sociales, dispuesto a derribar los muros inamovibles construidos supuestamente por las respectivas direcciones para defender sus privilegios por obra y gracia de los mismos dirigentes que ahora les parecen inapropiados.
Lo primera divergencia que mantuve, hace ya más de 20 años, me costó una terrible discusión con compañeros militantes de otra provincia. Mi posición: que la renovación no podía consistir en quítate tú para ponerme yo y que la fuerza del todo residía en la suma de cada una de las individualidades, sin excluir a nadie y que quienes intentábamos defender la renovación interna como herramienta de actualización teníamos en nuestra mano más claves para entender hacia donde se dirigía la sociedad que quienes llevaban ya varios años desempeñando responsabilidades; la de ellos la defensa del “status quo” provincial de aquella época, que es el mismo de ahora. Entonces ya era consciente de mi pertenencia a una de las muchas generaciones perdidas de socialistas a los que el aparato ha taponado y de que mi papel posiblemente consistiera en intentar desbloquear estructuras para que gente más joven y preparada accediese a los círculos de toma de decisiones.
Tampoco es que me haya importado sencillamente porque no he alimentado logros políticos personales, me sigo sintiendo orgulloso de ser militante de base en una agrupación local de una ciudad media como Montilla, una de las agrupaciones locales de la provincia de Córdoba que fundara Francisco Palop Segovia hace ahora más de un siglo y que presidiera Francisco Zafra Contreras. Porque este es un gran partido, en el que caben hasta los excluyentes que reclaman que quienes jamás se han manchado las manos de cola dejen de estar en el poder. Sin saber que cuando se pegan carteles, si eres cuidadoso no te manchas las manos, sin embargo, es inevitable embadurnarse los zapatos.
Hace años unos jóvenes politólogos publicaron un artículo en El País sobre los procesos de selección adversa en los partidos políticos, un texto al que ya he hecho mención en otras muchas ocasiones y que se ha convertido en una referencia sobre los “vicios” de los partidos políticos con el paso del tiempo. (http://www.elpais.com/articulo/espana/seleccion/adversa/partidos/elpeputec/20030704elpepinac_4/Tes), Felix Bayón elogió en su momento la idoneidad del término, al igual que muchos dirigentes socialistas (algunos de manera más pública que otros). Lo que en él se refleja pone de manifiesto que el ánimo de cambiar las cosas y responder a las demandas reales de la sociedad no es consecuencia de la reciente derrota electoral del PSOE ni patrimonio de las voces de rebelión que medran un minuto de gloria en las redes sociales, como si ese solo aspecto aportase en sí un plus de calidad socialista.
De lo anterior valga sólo un ejemplo que no comentaré más allá de lo ilustrativo del caso. En su primer acto con militantes en Andalucía, tras la derrota de las elecciones municipales, Alfredo Pérez Rubalcaba esbozaba qué tipo de campaña haría y aprovechaba para transmitir optimismo a una tropa con las heridas de la batalla municipal todavía por cerrar. En el turno de intervenciones, alguien se deshizo en elogios sobre el procedimiento, la escenificación de aquél acto, lo acertado de la intervención del candidato, la idoneidad de la elección del mismo y no sé cuantos aspectos más sobre la línea iniciada por el PSOE en su esfuerzo por mantener el gobierno. Hace pocos días, el adulador espontáneo, hablaba desde las mismas páginas de El País sobre la necesidad de, ahora sí, llevar a cabo una renovación en profundidad en el Partido Socialista. Lástima que no lo hubiese pedido antes de haber sido propuesto por el PSOE a cargo público, y haberse mantenido en ellos, durante casi tres décadas. Afortunadamente ambas voces, las virtuales y las tipográficas, son minoría en un partido amplio y diverso cuya grandeza reside en la diversidad, en la honradez y en el compromiso del 99 por ciento de sus componentes, los militantes de a pié y los cuadros dirigentes. Y la misma opinión me merecen los militantes y cuadros de otros partidos políticos, ya está bien de encanallar la vida pública.
Tan sólo decir que habremos de tener cuidado porque de lo contrario es posible que el debate lo acabe liderando quien no debe ni por número, ni por argumentos, ni por trayectoria personal.
De las elecciones municipales de mayo salieron derrotados o con pérdida de votos todos los gobierno municipales, de manera independiente a su color político, eso como norma. Y todos sabemos que hay excepciones que confirman la norma. El PSOE ha perdido las elecciones generales porque ha gestionado la crisis (en la misma medida en la que ha afectado a otros partidos europeos con responsabilidades de gobierno en sus respectivos países), en primer lugar, y en menor medida por lo acertado o no de las decisiones adoptadas. Y aun no he visto el debate en el que se hayan puesto sobre la mesa las distintas etapas por las que ha pasado la gestión de la dichosa crisis. Desde las cuestiones keynesianas sobre la inyección de presupuesto en obra pública a las de reducción del déficit. Para más datos, el presidente electo solicita ya la unidad del país para afrontar las medidas que habrá de adoptar casi de forma inmediata.
De todo esto solo cabe colegir que algunos de los debates internos iniciados en las redes sociales y, en menor medida, fuera de ellas tienen algunas características indeseables, además de la falta de representatividad. El primero es el alto contenido de marketing (¿auspiciado por el sector tecnológico del aparato?), ilustrado por cierta estética adoptada desde el movimiento 15-M; el segundo el oportunismo de algunas de las voces ilustradas en la falsedad de las causas de la derrota y en el sinsentido de los portavoces, los mismos otra vez.
El PSOE, a pesar de todos estos defectos que no dejan de ser subjetivos, ha transformado la sociedad en la que vivo con avances sociales, educativos, sanitarios, de infraestructuras. Ahora, y a pesar de la crisis, miramos a nuestros vecinos europeos y esa mirada nos deja constancia de que estamos por encima de muchos de ellos en garantías sociales, en igualdad de derechos, en libertades y en acceso a las oportunidades, y así hay que reconocerlo. Es probable que haya llegado el momento de que una derecha moderna, demócrata y europea (en la seguridad de que la de Aznar no lo fue) pilote la salida de la crisis, porque así lo ha elegido la ciudadanía. Me cuesta más trabajo asumir que en Andalucía ya han culminado las transformaciones necesarias para construir el camino al futuro conjugando progreso y garantías sociales y se me hace complicado entender que esas transformaciones puedan venir de la mano de una derecha comandada por Arenas Bocanegra. Por eso creo que es preciso que siga gobernando el PSOE en Andalucía y que seamos capaces de reconstruir el partido a nivel federal. Por el bien de Andalucía, de España y también de Europa.
Hace falta una transformación porque la sociedad espera de nosotros respuestas, no más debates estériles originados por los mismos que, esgrimiendo más o menos años de militancia piden ahora una renovación profunda desde las posiciones que les ha facilitado el aparato, pero siempre después de llevar años adulando a sus protectores convenientemente. Por mi parte todas las aportaciones son valiosas y tan sólo prescindiría, como he dicho antes de las excluyentes .
Por todo ello es necesario el debate, profundo, sin pausa, participativo y enriquecedor. A ser posible sin empresas de marketing y sin oportunismos moviendo los hilos. Hasta despejar la ecuación hace falta profesionalizar el socialismo. Sustituyamos el voluntarismo, las espadas/plumas de fortuna, el marketing y cierto localismo cateto por el debate de las ideas y del futuro y elijamos líderes con fuerza cuyo firme compromiso social aleje a los partidarios de los entornos aduladores que tanto daño han hecho a la organización. Más que nada porque es más el ruido que la realidad que lo respalda. Seamos honrados con nosotros mismos. Como dijo Felipe, en tiempos de crisis, más partido.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Diario de un ex adicto a las campañas electorales. Preámbulo, la hora 0


Mi nombre es Pepe del Arco y soy adicto a las campañas electorales. Éste pretende ser el cuaderno de bitácora sobre la particular cura de desintoxicación de mi adicción a las campañas electorales. Dada la dependencia patológica a sondeos, argumentarios e indices de audiencia electorales, mi consejero espiritual me ha recomendado que escriba a diario sobre la evolución de la presente campaña electoral. Mas que nada para que este ejercicio me sirva de cura de males y dependencias. Mi intención es, por tanto, escribir un post diario desde el comienzo de la misma. También me han recomendado que lo haga analizando a los dos grandes partidos y que lo describa de forma desapasionada e independiente. De conseguir hacerlo así habré logrado demostrar mi total y satisfactorio restablecimiento.
Es jueves por la noche, intento actuar con una "normalidad" que es del todo ajena a mi forma de comportarme. Veo a los Alcántara, cada vez estoy mas convencido que el personaje de Echanove es hijo de Marcelino, el del bar de "amar en los tiempos de Yupy" (la serie refleja poco la dificultad de aquellos años). Intento disimular que a las 12 comienza la campaña electoral. No quiero que me afecte. Acaban los Alcántara, empieza "un país para comérselo", que lo hacen el nieto de Marcelino y su colega el otro Alcántara, que al final resultará ser el abuelo del Capitán Kirk. Se trata de una recopilación de imágenes de otros programas, vamos un refrito (y nunca mejor dicho, hay que ver como abusan de los fritos estos dos, mi medico seguro que les diría algo sobre los riesgos del colesterol y esos banquetazos de fritangas que se dan).
Y aquí viene la explicación del refrito. A las doce de la noche televisión española ofrece en directo el inicio de campaña de los diferentes partidos políticos.
Vaya casualidad, un día que me quedo tarde viendo la tele y resulta que estamos en campaña electoral.
¿Como hemos llegado hasta aquí? Para entenderlo mejor es imprescindible ver http://estepaissevaalamierda.wordpress.com/ la pagina de Aleix Saló en la que explica, con un enternecedor vídeo, cómo hemos pasado de la burbuja inmobiliaria a la crisis económica y de ésta al adelanto electoral.
En la calle llueven perros y gatos. En televisión todos los partidos han preparado decorados para representar una pegada de carteles en alguna de sus infinitas variables, a saber: tradicional, virtual, ecológica, económicamente sostenible, a través de redes sociales... vamos que estos tíos no se llenan los zapatos de cola ni de coña.

Los eslóganes.

El Partido Popular ha elegido "súmate al cambio". El término cambio siempre ha dado réditos electorales, representa el espíritu revolucionario que cada uno de nosotros lleva dentro e intenta jugar con la idea de que la opinión de los electores determina el curso de los acontecimientos. Nada mas lejos de la realidad (solo ocurre en el momento de votar).
Por su parte el PSOE ha optado por el más beligerante "Pelea por lo que quieres". Se puede tratar de un guiño a los indignados. Pero no está claro. Claro que teniendo en cuenta que esta vez el candidato es el fontanero de otras convocatorias, debe tener un sentido que se me escapa.

Me voy a la cama. A quien madruga le amanece más temprano.

martes, 23 de agosto de 2011

Sanzdeces


El Secretario General de los populares andaluces, Antonio Sanz ha dicho que antes de suprimir las diputaciones habría que plantearse eliminar mancomunidades de municipios. A raíz de su declaración de principios en el Partido Popular de Andalucía se han puesto manos a la obra y andan estudiando mancomunidad por mancomunidad de municipios para ver cual de ellas mantienen y cuáles se cepillan.
Parece que al parlamentario andaluz Sanz se le olvida, debe recordarse que fue concejal del ayuntamiento de Jerez con tan sólo 23 añitos, que las mancomunidades son uniones voluntarias de municipios para gestionar determinados servicios. El carácter voluntario tiene mucho que ver con la autonomía local. Y sobre eso versa una Ley andaluza que el señorito Sanz ha debido debatir en el parlamento, la Ley de Autonomía Local de Andalucía, que reconoce y establece los fines y las fórmulas de cooperación intermunicipal. Así, en su artículo 63, apartado 1, la citada ley dice que los municipios tienen derecho a asociarse entre sí para la planificación, establecimiento, gestión o ejecución en común de obras y servicios determinados en competencia propia. Esto es: una decisión que compete a ellos exclusivamente y sobre sus propias competencias.
Siempre he dicho que antes de entrar en política los diputados, parlamentarios y senadores deberían aprobar primero de concejal. El señor Sanz debió asistir de oyente porque se le ha quedado poco de su etapa municipal. Hasta en nada ha quedado para el señor Sanz la necesidad que los ayuntamientos tienen de optimizar el gasto y rentabilizar hasta el último céntimo de Euro para mantener y garantizar la calidad de los servicios publicos municipales. O igual se empleaba en posteriores devenires, como ha sido el caso.
Y el caso es que, al igual que las diputaciones, las mancomunidades son un modelo de economía de escala pero a diferencia de las primeras, los municipios integrantes deciden cuales son los servicios que quieren prestarse, cual será la aportación que cada ayuntamiento deberá hacer para que la sociedad funcione y bajo que fórmula organizativa desarrollará su cometido.
Todo lo demás es ir en contra de la autonomía local, del equilibrio territorial y de la libertad de oportunidades, también en el ámbito rural. En definitiva todo lo demás son Sanzdeces.

viernes, 19 de agosto de 2011

La utilidad de las diputaciones


El anuncio hecho por el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno apunta la posibilidad de la reforma de las diputaciones provinciales, en el caso de que el PSOE vuelva a ganar las elecciones generales en noviembre, estableciendo en la adopción de dicha medida un ahorro de unos mil millones de Euros vinculado a la eliminación de alrededor de mil cargos políticos. El coste de cargos políticos en la diputación de Córdoba gira en torno a los dos millones anuales, hay 38 diputaciones en España. Si todas ellas tienen un gasto similar el ahorro conseguido asciende a 76 millones de Euros.
Luego Rubalcaba apunta uno de los posibles elementos sobre los que actuar, las retribuciones de los cargos políticos, y habla de una reformulación de las diputaciones más profunda. En Andalucia el marco para llevar a cabo esa reformulación se llama Ley de Autonomía Local y en ella se define perfectamente el papel de las diputaciones a partir de su aplicación.
Lo de los cargos políticos es que es un debate que ahora está de moda y que personalmente considero demagógico lo diga Rubalcaba o su porquero, pero que gusta a la tontada indignada de ordenadores caros y ropa de diseño. No hay más que leer los comentarios del tonto tecnológico de mi pueblo en facebook.
Por otro lado hablar de la desaparición de las diputaciones es, cuando menos, temerario e ineficaz y es poco probable que Rubalcaba apuntase en ese sentido. La pregunta no es tanto cuanto se ahorra con su desaparición sino quien gestiona las competencias que ahora prestan las diputaciones. Estamos de acuerdo en que a lo largo de los años, las diputaciones provinciales han abordado ámbitos de acción que poco o nada tenía que ver con las competencias exigibles a un órgano de cooperación con los municipios: y que iban desde la organización de festivales de cine hasta la promoción del flamenco o, más recientemente, la construcción de palacios de congresos o la co-organización de eventos deportivos de élite, como la Copa Davis.
Como mínimo es necesario abrir un debate sobre la mencionada reformulación de competencias, sobre su delimitación exacta y sobre su modernización administrativa, y del marco que para ello ha creado la Ley de Autonomía Local de Andalucía, pero bajo ningún concepto es planteable su desaparición. Y ello porque si bien es posible la transferencia de las competencias que pudieran denominarse transversales, como las carreteras o los servicios sociales, lo más importante es la labor de discriminación positiva que las instituciones provinciales llevan a cabo hacia los pequeños municipios, que cuentan con exiguos presupuestos y con famélicas plantillas de personal para poder garantizar los servicios básicos que los municipios mayores de 20.000 habitantes no tienen la mínima dificultad en prestar a sus vecinos.
Las diputaciones equilibran el territorio, dinamizan la vida rural, combaten el despoblamiento de zonas poco habitadas y establecen fórmulas de colaboración intermunicipales para alcanzar proyectos inalcanzables por separado para cada uno de los ayuntamientos. Para ello construyen centros cívicos, bibliotecas, guarderías, casas consistoriales o el arreglo de caminos entre otras muchas actuaciones. Como alguien dijo, si las diputaciones no existieran habría que inventarlas.
La Economía de Escala es la que establece el abaratamiento del producto final mediante el aumento de los medios de producción. Desde el punto de vista de la administración es posible establecer criterios de economía de escala concentrando centros de servicios y eliminando administraciones periféricas. ¿Es esto lo que se pretende cuando se anuncia la desaparición de las diputaciones? ¿Se trata realmente de dotar de mayor eficacia a la gestión pública y de prestar mejores servicios? No hay que olvidar que la acción concertada desde las diputaciones hacía los pequeños municipios ya es sí mismo un modelo de economía de escala-
Los dos grandes partidos, y con el enunciado común de adelgazar la administración para combatir el déficit, han abierto el mismo melón desde posturas complejas introduciéndose ambos en un jardín del que les costará trabajó salir. El Partido Popular planteando la devolución de competencias al Estado por parte de las Comunidades Autónomas, el Partido Socialista cuestionando las Diputaciones Provinciales.
Mientras que los segundos ponen en riesgo el equilibrio territorial, los primeros, además, renuncian a derechos que ya tienen que ver con la identidad de las respectivas autonomías, o mejor de su ciudadanía. ¿No sería más fácil la definición de competencias de las diferentes administraciones y las áreas de cooperación necesaria? Y si lo que se quiere es ahorrar ¿Porqué no se aborda el concepto de productividad en la administración pública o el desbarajuste de convenios públicos que existen en este país y que propicia que funcionarios con la misma categoría profesional cobren según a la administración a la que pertenezcan?

miércoles, 17 de agosto de 2011

¿La política es el problema?


El hombre famoso tiene la amargura de llevar el pecho frío y traspasado por linternas sordas que dirigen sobre ellos otros (Federico García Lorca). En el 75 aniversario de su asesinato.

No es posible que uno de los grandes problemas de este país sea la política. Pero ahí está. Para el 24% de la población española la política es el principal problema, superado tan sólo por el desempleo con un 81% y la situación económica por un 45%, esto según el barómetro del CIS del mes de Julio, que mimetiza los anteriores estudios del Centro Sociológico. Más llamativo aún, en la misma encuesta, es poder comprobar que el terrorismo y ETA tiene para un buen número de españoles menos importancia como problema, es verdad que tan sólo por unas décimas, que el gobierno del país.
Dos conversaciones para ilustrar la percepción que el ciudadano de a pié tiene de la política, la primera, vivida en primera persona, y la segunda, referida por una amiga, ilustran cual es la visión que el español de a pié tiene de la política y de los políticos. Me encontraba en una reunión habitual de amigos cuando sin venir a qué uno de ellos soltó que “en Italia, el 25% del presupuesto de cada obra pública iba a parar al bolsillo de los políticos que tienen que ver con la concesión de la obra mientras que en España esa cantidad se elevaba al 75%”. La afrimación es absolutamente surrealista dada la ferrea fiscalización a la que son sometidos los procesos adquisitivos a raiz de la nueva ley de contratos públicos y al hecho de que según la misma ley no participan políticos en los procesos de selección de ofertas. Me limité a preguntar cual era la rigurosa fuente que afirmaba tal cosa sin que mi interlocutor supiera responder. En el caso de mi amiga se encontraba también con unos conocidos hablando de la situación económica y la dureza con la que se hacía sentir en las economías familiares rusas, dado que una de las contertulias tenía esa nacionalidad. La conversación sobre la situación económica derivó en el problema de la corrupción y la rusa acabó espetándole a mi amiga, alcaldesa, “bueno tu tienes que saber de lo que hablo, tu debes conocer muchos corruptos por tu trabajo”.
La política, y los políticos, son un problema para la sociedad porque es la imagen que a los propios políticos les ha interesado dar de sí mismos en una pésima estrategia de acusar al adversario de todos los males posibles. Eso y que los presuntos casos de corrupción se defiendan con posiciones numantinas sin que deriven en dimisiones o rendiciones de cuentas.
Es lógico por tanto que la dramática situación que atraviesan muchos españoles les empuje a pensar que si los políticos son el problema habrá que buscar la solución. Pero resulta que la única solución posible sigue siendo la política.
Es loable el esfuerzo que realizan quienes participan en el movimiento 15M, a pesar de que el uso y abuso de las redes sociales, la presencia de demasiados ordenadores portátiles de última generación o de ropa de marca reste un punto de credibilidad al movimiento y les aleje de pertenecer al grupo de los desheredados por las entidades financieras, que son quienes lo están pasando realmente mal. Basten ver las enternecedoras, por pueriles, reivindicaciones de sus primeros comunicados. La mayor parte de esas medidas en favor de la transparencia y la honradez llevan años puestas en práctica en nuestro país.
Habitualmente, la población española conoce el 100% de las irregularidades que se producen en el ámbito de la política. No así en otros ámbitos como la judicatura, las fuerzas de seguridad o los sexadores de pollos. Y ello porque se trata de la actividad más autorregulada que existe en nuestro país y también es la más fiscalizada por la opinión pública a través de los medios de comunicación.
La percepción que la ciudadanía tiene de la política y de quienes se dedican a ella no deja de ser, por tanto, un problema de madurez de los propios políticos, que no llevan a cabo una labor pedadógica para explicar a qué se dedican, porqué no condenan y expulsan de sus respectivas filas a quienes delinquen y que difaman y acusan sin fundamento alguno cuando ello les puede reportar un beneficio electoral.
Hay una buena parte de las reivindicaciones del movimiento 15M que comparto plenamente y es la de dotar de mayor democracia interna a las organizaciones políticas, la elaboración de listas abiertas, la celebración de procesos congresuales ascendentes, la limitación de mandatos, la regulación de la relación del candidato con su cricunscripción, la celebración de primarias, la elaboración de censos de simpatizantes y le necesidad de llevar a cabo una profunda y rigurosa reforma de la Ley Electoral General.
Mientras todo esto llega, la espiral demagógica en la que estamos inmersos por parte de los grandes partidos propiciará que los peor preparados sean quienes accedan a los puestos más importantes de la administración o, peor aun, que sirva de caldo de cultivo para que el populismo preceda a otras situaciones aun más indeseables por las que nuestro país ya ha pasado.

lunes, 4 de abril de 2011

¿Quien fue Rajoy?


Anunciar Zapatero que no se presentará a la reelección en 2012 y que la prensa de la caverna comenzase a pedir elecciones anticipadas fue todo uno. No recuerdo si ya lo dijo previamente cuando se presentaba a la Secretaría General del PSOE o fue en su primera campaña electoral, pero recuerdo perfectamente que el entonces candidato a la presidencia del gobierno se mostraba partidario de  limitar a dos el número de mandatos presidenciales. Dicho esto, queda claro que mi sorpresa no se ha producido con el anuncio de Zapatero, sino cuando comprobé que en la reciente reforma de la Ley Electoral no aparecía una sola línea sobre el tema.
Imagino que en las hemerotecas de los medios quedará constancia de esa voluntad expresada por el ahora presidente cuando aun no lo era, ¿A qué viene entonces tanto dislate y aparato tipográfico por parte de los medios afines a Rajoy? Si llamativa fue la portada del periodiquito del pasado domingo pidiendo elecciones ya, no menos conmovedora fue la de la cabecera que dirige el sargento chusquero que desayuna chicharrones, según la visión de Jose María Izquierdo que comparto plenamente, y que en un ejercicio de incontenida alegría proclamó lo de “el individuo” se va ya.
Ya entre las hojas de las soflamas, desmenuzando algunas lindezas dedicadas al anuncio, más propias de discusiones tabernarias  que de ilustrados universitarios, descubro la columna de un conocido que mide la importancia del evento por la atención que su hija de dos años le presta y de cómo, afortunadamente para ella, no recordará cuando crezca quien fue Zapatero.
Y es posible que así sea. Es posible que sus hijos, como los míos olviden que Zapatero anunció que no se presentaría a la reelección porque no supo comandar una crisis. Y es posible que lo olviden porque la afirmación no es cierta. Porque ese no es más que el enunciado con el que nos hacen desayunar el periodiquito en el que él escribe y el resto de la caterva de la caverna a los que se les ha olvidado cuando se aceleró y porqué el precio de la vivienda en España.
Dentro de unos años, sus hijos y los míos aun vivirán en un país donde personas del mismo sexo podrán contraer matrimonio, donde a las mujeres les será posible tomar decisiones sobre su propio cuerpo y donde los mayores y dependientes tendrán una asistencia garantizada. Es posible que no recuerden quien fue Zapatero, pero seguro que se sentirán orgullosos y tranquilos de ser ciudadanos de un país que contará con un avanzado modelo de convivencia social.
Es posible, sólo posible, que para entonces este país todavía sufra, en la oposición o el gobierno, a una derecha trasnochada que confía más en la presión que sobre la sociedad ejerzan los medios y las profesiones corporativas afines que sus propuestas políticas. Es posible, solo posible, que la derecha moderna y europea, la de los reformistas y liberales que sacrificaron su proyecto a la unidad férrea que impuso un ex ministro franquista al final de la Transición, todavía no haya conseguido sobreponerse y elevar la voz por encima del murmullo con aliento de alcanfor de esta derecha total y carpetovetónica. Y  a pesar de todo ello es posible, solo posible, que para entonces ya nadie recuerde quienes fueron Arenas o Rajoy
 

domingo, 13 de febrero de 2011

La infamia y las campañas electorales


A estas alturas de la película uno ya ha visto, por fuera y por dentro, muchas campañas electorales; también ha asistido a congresos y jornadas académicas y profesionales sobre el tema, unas veces como ponente y otras como oyente. Lo que el Partido Popular ha hecho en las últimas horas en Montilla (Córdoba) ya estaba catalogado entre las estrategias que suelen aplicar las empresas de asesoría electoral de medio pelo o esos “expertos” charlatanes que se mueven mejor entre los gatos negros, las bolas de cristal y las lecturas de posos de café que en el análisis de datos, la redacción de propuestas y, sobre todo, los fundamentos ideológicos de cada partido.
En cierta ocasión, creo que esto ya lo he contado, me invitaron a unas jornadas con un título tan rimbombante como alejado del contenido, la estrategia electoral en el ámbito municipal. Si yo iba despistado, quien había tenido la amabilidad de invitarme aun estaba más despistado que yo, imagino que pensaba que en otoño de 2004 seguía gobernando el Partido Popular en la diputación de Málaga. El caso fue que me encontré en un bonito chalet del área metropolitana sevillana rodeado de candidatos y asesores de comunicación del PP, y no precisamente en unas jornadas académicas o profesionales sino en una especie de “work-shop” en la que directivos de empresas dedicadas a la asesoría comunicativa exponían sus productos y estrategias para que los que estábamos allí comprásemos lo que nos vendían.
El caso es que al tercer café con pastas que tuvieron la amabilidad de servirnos aquella mañana, uno de los asistentes le preguntó al ponente de turno como se podía llamar la atención y buscar la relevancia cuando se partía de una posición de desventaja respecto a los últimos resultados electorales y nadie hacía caso a las propuestas de su candidato. El otro, sin inmutarse apenas, le contestó: siempre puedes llamar anónimamente a un medio de comunicación y amenazar a tu candidato, eso llamará la atención. Y a renglón seguido citó la ciudad de un país del cono sur y el año de las elecciones en las que su empresa rompió así el frío trato que los medios de comunicación locales daban a su candidata, en aquel caso era una mujer. Ni que decir tiene que aquella candidata logró alcanzar el alquímico 15% de crecimiento que suelen garantizar los “profesionales” de los posos de café.
Bien, pues esto es lo que ha hecho el Partido Popular de Montilla, denunciar ante los medios de comunicación que se siente amenazado, que las hordas socialistas acechan detrás de cada esquina para destruir su publicidad e impedir que los ciudadanos puedan conocer, en forma de folleto electoral, el mágico bálsamo de Fierabrás con el que la crisis perdurará en toda España, excepto en Montilla, a partir de que el PP gobierne en su ayuntamiento, obviamente.
Y la estrategia le ha dado resultado, ha funcionado porque, al menos quien esto escribe, ha cometido la torpeza de entrar al trapo y contestar, iniciando así una dinámica que tiene visos de continuar dándole aire a alguien que tiene que compensar con exabruptos e infamias sus múltiples carencias, incluso morales. Porque cuando se siembra la infamia, el calado moral es bajo, si es que existe.
Decían los romanos que la infamia era la degradación del honor civil. Y aquí va la infamia: Rodolfo Rodríguez, un venerable anciano de 77 años, catedrático de Química y profesor de instituto jubilado que apenas levanta un metro sesenta del suelo ha sido denunciado por destruir sistemáticamente publicidad política del Partido Popular. Eso sí, Rodolfo también es una persona ansolutamente inamovible en sus preceptos morales, demócrata por los cuatro costados y con un pasado de sufrimiento que nunca transmite su ánimo ni la expresión de su gesto. Rodolfo es un hombre de honor, como tantos otros socialistas, como tantos otros del Partido Popular, de Izquierda Unida o de cualquier partido pero, desde luego, no como quien le ha denunciado.
Y eso porque el objeto de la denuncia era la búsqueda de notoriedad y su consecuencia la degradación del honor civil de un buen hombre.
Un día después de que se produjesen los hechos Rodolfo, al conocer por la prensa que un miembro de la candidatura socialista montillana había sido denunciado por destruir publicidad del Partido Popular, se personó en el cuartel de la Guardia Civil y allí conoció, que el energúmeno destructor de panfletos, el “hooligan” antidemocrático, era él. Por la tarde compareció públicamente para contar su versión de los hechos, recogidos en la declaración voluntaria que por la mañana había realizado ante el número de la benemérita. En su comparecencia pública, con los ojos vidriosos y la voz entrecortada preguntó a los presentes si alguien le creía capaz de semejante acto y reconoció que estaba triste, que ayer fue uno de los días más tristes de su vida. Había pedido un simple folleto a quien los repartía. Todavía tuvo la enorme, la gigantesca talla moral de pedir perdón si de manera inadvertida, algún gesto o algún comentario suyo, hubiese podido herir a alguien.
Suelo hacer uso frecuentemente de la máxima de que a los amigos se les quiere por sus defectos mientras que a los adversarios se les admira en sus virtudes. Derivada de esta hay otra con un carácter práctico, siempre considero a los adversarios más hábiles que a mí mismo, de esa manera nunca te sorprenden y cuando lo hacen, porque la máxima no se cumple, la sorpresa suele ser agradable. Estoy seguro de que todo esto ha sido un montaje, una estrategia electoral puesta en marcha apenas veinticuatro horas después de que el Partido Socialista presentase su candidatura.
O mucho me equivoco o me temo que esta será la tónica hasta el próximo 22 de mayo. Al Partido Popular le interesa sembrar el concepto de que los partidos andan a la gresca alejados de los verdaderos problemas de los ciudadanos aunque los únicos que anden a la gresca provocando a todo el mundo sean ellos; le interesa ofrecer una imagen de saturación de campaña electoral entre los electores, porque las campañas electorales cansan; les interesa bloquear y tapar cualquier acto que organice cualquiera de los demás partidos con acusaciones como las que han vertido sobre Rodolfo Rodríguez y, finalmente, les interesa que no se hable de los problemas reales de las ciudades y de quienes las habitan sino de las consecuencias de una crisis que contribuyeron a crear y a ocultar ellos y de la que ahora dicen tener la solución.
Y todo esto porque está demostrado que los electores de derechas son más fieles que los de izquierdas y que, consiguientemente, la abstención les beneficiará a ellos. No condenan a la infamia por un puñado de votos, lo hacen para propiciar la abstención.
Desconozco las consecuencias electorales del uso de la infamia en las campañas. De lo que estoy absolutamente seguro es de que producen víctimas como Rodolfo que esta misma semana ha vivido el día más triste de su vida, otro día triste más.