“¿Se
han pagado sueldos? Sí. ¿Se han pagado remuneraciones complementarias por razón
del cargo? Sí. ¿Se han pagado anticipos o suplidos a justificar por gastos
inherentes al desempeño del cargo? También, como en todas partes. Es de
justicia. Se ha pagado por un trabajo, se ha pagado en blanco y se ha incluido
el pago en la contabilidad.” Fin de la cita. Las palabras son de Mariano Rajoy
en su comparecencia sobre el caso Bárcenas. (folio 5 de 10 de la intervención).
Sede del Senado, 1 de agosto de 2013.
Esa inquietante
afirmación en relación con la presunta contabilidad publicada por El País y más
tarde por El Mundo, por una parte, y con
los presuntos SMS de apoyo de Rajoy a Bárcenas , por otra, puede suponer, en sí
misma toda una declaración de principios, de valores, de intenciones y, de
paso, de responsabilidad.
Porque
a Rajoy no se le pedían hoy explicaciones como sujeto declarante de IRPF sino
como máximo responsable orgánico de un partido político y como Presidente del
Gobierno, por cuestiones en las que la indeleble inherencia de ambos cargos
forma parte de la esencia de los presuntas irregularidades de las que se acusa
al PP y, consiguientemente, de las responsabilidades que de ello se puedan
derivar.
Lo que
debía haberse aclarado hoy y a lo que Rajoy no ha contestado es si hay empresas
que pagaron al Partido Popular para obtener, posteriormente, beneficios de la
administración; si, en caso de que lo anterior hubiese ocurrido, ese dinero se
utilizó en la financiación de campañas electorales, qué contratos obtuvieron
esas empresas y quienes alteraron las condiciones de los correspondientes
concursos públicos. Y lo de menos será si Rajoy declaró a Hacienda o no esos
ingresos, por otra parte, absolutamente irregulares y vergonzantes.
Mientras
lo segundo queda en el ámbito del fraude en la categoría casi de picardía de
primera comunión, lo primero menoscaba los pilares mismos de la democracia y
pone en entredicho a todas sus instituciones. Que han cobrado, han cobrado, lo
ha dicho Rajoy. Lo demás lo tendrá que decir un juez en su momento. Vaya por
delante la presunción de inocencia, también para Rajoy.
Estas y
otras perlas no menos sonrojantes es lo que ha dado de sí la cita a la que los
grupos de la oposición han llevado al presidente del gobierno prácticamente a
soplamocos. Y hasta ahí la cita. Lo demás, las mediocres aptitudes del
interviniente y el cansino curso de su lectura: no usaré el y tu más, pero que
falta de responsabilidad una moción de censura, sobre todo cuando los datos
económicos apuntan a que esto ya está empezando a funcionar, pero que imagen de
país están ustedes dando, porque yo sí creo en la presunción de inocencia,
aunque qué se le va a hacer uno también se equivoca, eso sí vamos a tomar más
medidas para garantizar la transparencia y colorín colorado ni dimito ni
convoco elecciones porque mi mayoría absoluta me lo ha garantizado.
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