El Partido Popular
ha distribuido entre su tropa un argumentario interno en el que
repasan los grandes éxitos del gobierno, tras superar el meridiano
de la legislatura.
La ley del aborto de
Gallardón, la reforma laboral, las subidas de la luz, el aumento del
paro, la reforma de la administración local, las cargas policiales
contra manifestantes, la ley de seguridad, el mutismo de Rajoy, la
risita de Montoro, el caso Gurtel, los correos de Blesa, “el
relaxing cup”, los papeles de Bárcenas, las becas Erasmus, los
viernes de dolores, la misera subida a los pensionistas, las tasas
judiciales, las matrículas universitarias, los embargos, los fondos
bancarios, las colas en los comedores sociales, los repartos de
alimentos, las pensiones en riesgo, las fiestuquis de Mato, la
privatización de la sanidad pública, la reforma educativa, la
emigración de los jóvenes, los indultos a los amiguetes, los
sueldos de Cospedal, la manipulación de los informativos en TVE, la
eliminación de las partidas de investigación, la subida de
impuestos, la reforma del código penal, el IVA, la religión en los
colegios...
Pienso en la
enumeración de los “logros” y no tengo más remedio que
interrumpir la relación. El vértigo no me deja continuar. Si este
es el balance de tan sólo dos años, en que país estaremos cuando
Mariano prepare la maleta para salir de la Moncloa.
¿De dónde ha
salido la derecha española? ¿En qué universidades han estudiado?
¿De qué pensadores liberales han tomado referencias? Esta derecha
que nos ha tocado sufrir sólo aguanta la comparación con las
formaciones europeas de extrema derecha. En cualquiera de esos países
se han producido avances sociales capitaneados por sus respectivos
gobiernos. Y si se han producido avances que no han capitaneado las
derechas europeas modernas y liberales, al menos, han mantenido los
que han adoptado los gobiernos progresistas que les han precedido.
Países que partían por detrás de España en avances sociales ahora
nos sacan varios cuerpos de ventaja. Y los que nos aventajaban ahora
están a años luz.
Sus valores están más
cercanos a los del Tea Party que a los de Locke y absolutamente
alejados de conceptos como el individualismo, el republicanismo o la
libertad del ser humano por encima de cualquier otra razón. ¿Cómo
es posible que ninguna derecha liberal europea haya tutelado a estos
descerebrados?
En Enero de 2014, España
es un país en el que, previsíblemente, una mujer no podrá tomar
decisiones que afecten a su propio cuerpo, deberá ser tutelada; la
caridad continúa ganando terreno a la justicia social; el nivel
intelectual de los miembros del gobierno está por debajo de los
jóvenes que tienen que emigrar en busca de futuro; los hijos e hijas
de las clases más humildes vuelven a tener dificultades para ir a la
universidad; la educación para la ciudadanía ha desaparecido y se
sustituye por la religión, otra vez y otra vez más; los ancianos
sostienen las economías familiares; la precariedad en el empleo y la
necesidad permiten salarios y actitudes empresariales que rayan el
esclavismo; se endurece la limitación al derecho a la huelga y a la
manifestación, emulando otras épocas más gloriosas del imperio; y
el dinero público va aparar a las manos de propagandistas
desvergonzados que glosan las excelencias de los Consejos de
Ministros.
Enhorabuena, machotes,
vuestro principal logro es haber hecho regresar a este pais al
tardofranquismo.
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