domingo, 10 de noviembre de 2013

El PSOE está conectado

El partido socialista ha celebrado en Madrid, durante el pasado fin de semana, probablemente, el acto más trascendental de los últimos años. Y la conclusión más relevante es el profundo contenido práctico del documento aprobado. 
No es un programa electoral, es mucho más que eso, es la adecuación de la estructura socialista al horizonte al que debe tender  la sociedad española del siglo XXI. Y el punto de vista es amplio, bien definido, ambicioso, con propuestas para salir de la crisis y para que sus causas no se vuelvan a repetir, con planteamientos que implican profundos cambios legislativos pero que consolidan y recuperan lo conseguido en el ámbito de los servicios públicos, de los derechos y de las libertades de los ciudadanos; con una apuesta clara por la regeneración pública, la transparencia y el control de las instituciones por parte de los ciudadanos.
Para el PSOE y su militancia ha supuesto una vuelta a los orígenes. Desde que llegó al gobierno, el PP ha sustraído derechos fundamentales ya consolidados y esta es la respuesta del PSOE. Si había crisis de identidad, ha desaparecido. La Conferencia Política del PSOE ha puesto de manifiesto que hay diferencias entre las políticas de derechas y las de izquierdas, y que el PSOE es más necesario que nunca para la sociedad española.
La sociedad ya no pide gestos, ahora es necesario actuar y el PSOE ha contestado de manera clara a ese requerimiento con medidas que sobrepasan el ámbito interno porque nacen con la intención de acometer una profunda reforma legal que afecta, incluso, al texto constitucional.
Hay una posición firme sobre a donde debe dirigirse el proyecto de construcción europea y también sobre el marco de convivencia de las diferentes comunidades autónomas desde sus inevitables diferencias pero desde la igualdad de todos los españoles.
Además, ningún otro debate se ha superpuesto ni ha intoxicado lo esencial, no había que configurar órganos y no había presiones de equilibrios ni pretendientes a nada. Se ha negociado, se ha debatido y se ha trabajado hasta altas horas de la mañana, y nada ha sido sencillo. En definitiva, la conferencia ha sido la culminación de casi un año de trabajo, desde la participación, para desbrozar la solución a los problemas de los ciudadanos y el modelo de partido que debe llevarla a cabo. Habrá que esperar, pero el carácter refundacional le confiere una importancia similar a la de Suresnes. Ha sido importante estar aquí, ha sido importante participar y serán importantes las repercusiones que en el futuro tenga para la sociedad española. 




jueves, 17 de octubre de 2013

Payasos

   Me divertían los payasos. El sábado por la tarde y en horario de máxima audiencia emitían mi programa favorito. Al igual que yo, millones de niños de este país se sentaban frente al televisor, absortos como posesos, mirando la única cadena de televisión que emitía a principio de los 70.
   Pero el espacio de aquellos payasos de larga camisola roja, zapatos grandes y los guantes y el humor blancos como el pensamiento de quien nunca ofende, hace tiempo que fue desplazado primero por la música de los ochenta y noventa y más tarde por el cine de barrio.
   De aquella época aun recuerdo cuantos tipos de payasos existen: el elegante Clown de gorro cónico y traje de destellos que capitaneaba el grupo, el melancólico y solitario Pierrot de luminoso vestido blanco y grandes botones negros,  el penoso y torpe Augusto de zapatos enormes y chaqueta de cuadros,  el desestabilizador  Excéntrico con sus soluciones descabelladas pero efectivas o el dramático Vagabundo y sus actos desesperados. Como Chaplin, Charlie River, Popov, Pipo o Gaby, Fofó y Miliki, autores del ¿Cómo están ustedes? cuyos ecos aun resuenan a quienes sobrepasamos el medio siglo. La atracción popular por los payasos elevó a los citados, y a muchos más, a la categoría de personalidad artística y al reconocimiento mundial. Hubo un tiempo en el que protagonizaban novelas, obras de teatro, películas e incluso óperas. Los que tenían espectáculo propio, solían hacer gala de una apreciable formación cultural y musical; la mayoría, los que trabajaban en los circos, eran ex acróbatas retirados del trapecio por la edad o las caídas, ambos conseguían la risa del público desde la ridiculización de sí mismos.
   Ahora y aquí, no. Ahora y aquí se ríen de nosotros. Ahora y aquí, asistimos a la revisión de la payasada, la que provoca lástima de país y vergüenza ajena, si Augusto chapurreara en un deficiente inglés y con tonito imbécil cuatro frases inconexas sobre los atractivos de Madrid es muy posible que le abucheasen; si Vagabundo se pusiese un pantalón ridículo para dar largas caminatas siendo consciente de que a cada paso que diese el paro aumentaría en cien personas, le tirarían tomates o puede que piedras;  y si Pierrot recuperase la voz e hiciese un monólogo en el que llamase delincuentes a los parados, la sala del teatro quedaría vacía.
    Reconozco que el último gag que he visto me ha dejado una sensación de tristeza insuperable y la intención de no prestar más atención a estas payasadas del circo público de la modernidad: un payaso sale de los juzgados acompañado de su abogado y absuelto de pagar una multa de doscientos euros por pintar una nariz de payaso a otro payaso al que, por obra y gracia de la sentencia del caso Malaya, sólo le han caído 150.000 Euros de multa. Estos dos payasos, el de los ciento cincuenta mil Euros  y el que presuntamente le pintó la nariz, montaron un partido político que cambiaba votos por platos de ducha y ahora son la segunda fuerza política en el ayuntamiento de Córdoba y la cuarta en la diputación, más que nada porque el plato de ducha es el pájaro en mano y la sociedad del bienestar el ciento volando. Cuando los dos payasos van a los plenos de ambas instituciones o, lo que es lo mismo, actúan en sus respectivas pistas centrales, hacen payasadas, juegan a que no se hablan, se citan a voces en los juzgados y se sorprenden por los pasillos provocándose mutuamente zancadillas y sustos de payaso de los de morirte de la risa, salvo que nadie ríe. Todo un circo al que los payasos que mandan en el ayuntamiento y en la diputación no quieren renunciar, más que nada por si en 2015 tienen que hacer ajustes en su circo particular y no tienen más remedio que recurrir y pedir ayuda a estos otros payasos sin gracia.
   Y no es que el plato de ducha no sea importante, que lo es. Lo que ocurre es que el plato de ducha ya va incluido en la defensa de los derechos a una vivienda digna, al trabajo, a la igualdad y a la educación y la sanidad universales.
   Pero estos payasos no se preocupan por nada de eso. Estos payasos se preocupan por la defensa de los constructores fulleros que influyen y pagan para cambiar normas que les permitan  construir donde ni deben ni pueden. Porque, según ellos, esos empresarios son los que generan riqueza y crean puestos de trabajo. Los mismos que decidieron hacerse empresarios fulleros al abrigo de la ley del suelo de Aznar, los mismos que provocaron la burbuja inmobiliaria que ha derivado en esta crisis que nos ha quitado el sueño y la sonrisa y nos ha traído el copago farmacéutico, el encarecimiento de las tasas universitarias, el gasto nulo en investigación, millones de parados, la congelación de las pensiones o los desahucios indiscriminados. Y ahí está otra vez el payaso, con los dientes apretados, la mirada perdida entre el bosque de micrófonos y la voz chillona: “¿Que dimita yoooo?, Dimite tuuuuu".
   Los payasos de ahora no hacen gracia, como mucho han conseguido que nos riamos de nosotros mismos para combatir la indignación. Personalmente, yo también  echo de menos a Fofó.

jueves, 1 de agosto de 2013

Fin de la cita

“¿Se han pagado sueldos? Sí. ¿Se han pagado remuneraciones complementarias por razón del cargo? Sí. ¿Se han pagado anticipos o suplidos a justificar por gastos inherentes al desempeño del cargo? También, como en todas partes. Es de justicia. Se ha pagado por un trabajo, se ha pagado en blanco y se ha incluido el pago en la contabilidad.” Fin de la cita. Las palabras son de Mariano Rajoy en su comparecencia sobre el caso Bárcenas. (folio 5 de 10 de la intervención). Sede del Senado, 1 de agosto de 2013.
Esa inquietante afirmación en relación con la presunta contabilidad publicada por El País y más tarde por El Mundo, por una parte,  y con los presuntos SMS de apoyo de Rajoy a Bárcenas , por otra, puede suponer, en sí misma toda una declaración de principios, de valores, de intenciones y, de paso, de responsabilidad.
Porque a Rajoy no se le pedían hoy explicaciones como sujeto declarante de IRPF sino como máximo responsable orgánico de un partido político y como Presidente del Gobierno, por cuestiones en las que la indeleble inherencia de ambos cargos forma parte de la esencia de los presuntas irregularidades de las que se acusa al PP y, consiguientemente, de las responsabilidades que de ello se puedan derivar.
Lo que debía haberse aclarado hoy y a lo que Rajoy no ha contestado es si hay empresas que pagaron al Partido Popular para obtener, posteriormente, beneficios de la administración; si, en caso de que lo anterior hubiese ocurrido, ese dinero se utilizó en la financiación de campañas electorales, qué contratos obtuvieron esas empresas y quienes alteraron las condiciones de los correspondientes concursos públicos. Y lo de menos será si Rajoy declaró a Hacienda o no esos ingresos, por otra parte, absolutamente irregulares y vergonzantes.
Mientras lo segundo queda en el ámbito del fraude en la categoría casi de picardía de primera comunión, lo primero menoscaba los pilares mismos de la democracia y pone en entredicho a todas sus instituciones. Que han cobrado, han cobrado, lo ha dicho Rajoy. Lo demás lo tendrá que decir un juez en su momento. Vaya por delante la presunción de inocencia, también para Rajoy.
Estas y otras perlas no menos sonrojantes es lo que ha dado de sí la cita a la que los grupos de la oposición han llevado al presidente del gobierno prácticamente a soplamocos. Y hasta ahí la cita. Lo demás, las mediocres aptitudes del interviniente y el cansino curso de su lectura: no usaré el y tu más, pero que falta de responsabilidad una moción de censura, sobre todo cuando los datos económicos apuntan a que esto ya está empezando a funcionar, pero que imagen de país están ustedes dando, porque yo sí creo en la presunción de inocencia, aunque qué se le va a hacer uno también se equivoca, eso sí vamos a tomar más medidas para garantizar la transparencia y colorín colorado ni dimito ni convoco elecciones porque mi mayoría absoluta me lo ha garantizado.

jueves, 25 de julio de 2013

La excelencia

Thomas A. Edison dijo que el genio es un uno por ciento de inspiración y un 99 por ciento de transpiración. Emites una teoría, la desarrollas, la observas, tomas nota de las circunstancias directas e indirectas, te equivocas y vuelves a empezar, y así hasta la centésima vez; Edison definió la esencia del método científico. Desde una perspectiva infinitamente más humilde a la de Edison, hablando en términos intelectuales, siempre he afirmado que la falta de brillantez debe compensarse con horas de trabajo, como si la brillantez existiese sin los errores o sin el 99% de transpiración del que hablaba Edison.
Y es a través de la dedicación, el esfuerzo y el conocimiento de lo que haces, mezclado con bastante entusiasmo como se llega a alcanzar la excelencia. No el reconocimiento de los demás, eso nunca, sino tu propia satisfacción. Solo compites contra ti mismo, solo te superas a ti. Hay excelencia en el barrendero, en el taxista, en el camarero. Conozco profesionales que aman sus trabajos y que se divierten con ellos y a los que nunca podría igualar en su ámbito laboral.
Conozco a verdaderos genios anónimos que nunca escribirán una sola página del libro de los grandes descubrimientos científicos de la humanidad. Se suben a andamios durante el día a pintar fachadas, colocan instalaciones eléctricas por las tardes, despuntan y sulfatan vides los fines de semana y por las noches sirven banquetes de recién casados. Y aun así, a duras penas consiguen pagar la hipoteca, porque en todos esos trabajos les pagan una miseria y porque el director del banco les dijo un día que ellos eran sus clientes preferentes y les colocaron en un cómodo préstamo el valor de la casa, los muebles de la cocina y el dormitorio, e incluso el resto de lo que quedaba por pagar del coche.
No tienen ayudas, ni los seleccionan en el SAE para alguna oferta de trabajo por la sencilla razón de que cuando pueden trabajar, aunque sea durante dos días con un contrato infame, lo toman, perdiendo la antigüedad.
Jamás enviarán a sus hijos a la universidad, porque las becas han disminuido y sus recursos no dan para excesos ni para lo que las becas no cubren. Llevan desde que empezó esta puñetera crisis sin ir de vacaciones, en todo caso se atreverán a dar un salto el sábado a la playa con la tortilla de patatas y el “taper”.
A lo más que llegan es a tomar una cerveza mientras miran en el televisor una carrera de coches y escuchan de los comentaristas cifras tan desorbitadas como la velocidad de los artilugios, los tiempos de los cambios de rueda o los presupuestos de las escuderías. La dosis de inmoralidad diaria que todos necesitamos para seguir sobreviviendo en nuestro metro cuadrado de dignidad imprescindible.
Cualquier “coacher” de medio pelo les podría decir que no hay nada negativo en su situación sino más bien una oportunidad, que toda esa frustración bien ordenada en unos folios sería un magnífico ensayo con el que saldrían de la penuria. Pero ni siquiera tienen los 30 Euros que hacen falta para ir a la consulta de un “coacher” de medio pelo.
Y frente a mis genios, sus excelencias, ingeniándoselas para tener sobresueldos, para desmantelar el estado del bienestar, para no dar explicaciones, para continuar aforados.
En los parlamentos no hay una gota de brillantez, todos lo sabemos, vemos sus intervenciones en televisión y sus frases impresas con gran aparato tipográfico en los diarios. Pero peor aun que todo eso, no queda nadie que se esté esforzando por parar este desastre social, este drama generalizado.
Eso sí tienen la desfachatez de decir que no es verdad que haya tanto parado que lo que hay es mucha economía sumergida. Pues explicádselo a mi pintorelectricistaagricultorcamarero, y le decís que lo que hace no es solidario, que lo suyo es que pague impuestos para que con su dinero rescatemos bancos y de paso vosotros podáis hacer la declaración de la renta.
Ya no estamos indignados, nos hemos vuelto indolentes. No nos inmutamos por nada.
¿Alguien quiere conocer algunos ejemplos de la economía sumergida que yo conozco?
Manuel, 49 años, pintorelectricistaagricultorcamarero. Casado dos hijos. Su mujer es limpiadora también en paro porque su ayuntamiento privatizó la limpieza de los edificios públicos.
Antonio. 82 años. Está preocupado por su hija y sus nietos: “es posible que a mí no me toquen la pensión, pero me preocupa qué va a pasar cuando yo no esté y no les pueda ayudar”. Me dice que ya ha pasado por esto, si la guerra fue mala, la posguerra fue peor; “los mejores puestos eran para los afectos al régimen”.” Si a los chupatintas de medio pelo les llevabas una gallina o unos buenos tomates, aunque fuesen robados, te llamaban para trabajar”. Y él no tenía ni para comer, como les iba a llevar gallinas a nadie. “Ahora es peor, no hay ni a quien llevarle gallinas”. Pero una mañana de finales de los sesenta lo pusieron de patitas en la calle de un puesto público, oficialmente para reducir impuestos (¿Les suena?), realmente porque leía más de la cuenta y decía lo que pensaba a la cara.
Adela, 24 años. Carrera acabada. Cuida niños, da clases particulares, hace arreglos en pantalones. A final de mes consigue reunir 300 €. Su madre tiene 47 años, una antigüedad en la empresa en la que trabaja de más de 20 años, pero nunca la han dado de alta. Cobra unos 400 € al mes, aunque le deben dos años, pero ahora no puede dejar de ir a trabajar porque podrían llamar a otra persona. No hay más ingresos en la casa.
Joaquín. 24 años. Estudios de ingeniería y Máster en sostenibilidad, 3 idiomas. Erasmus. Hace chapuzas a domicilio de las de “bueno ya si eso nos vemos el fin de semana y te invito a una cerveza”. Dos o tres días en semana se acicala y se pone traje y corbata y recorre empresas a las que previamente les ha dejado el currículo, antes iba hasta a Madrid, después se puso de acuerdo con otros dos amigos y durante un tiempo compartieron estrategias y ciudades porque los intereses no eran comunes y no competían, ahora ya, su padre, parado, le ha dicho que lo intente más cerca, que la gasolina cuesta dinero. En 2007 vendieron el piso en el que vivían y firmaron una hipoteca por 40.000 a la que le quedan sólo tres años de vida, pero el desempleo ya se ha acabado y será complicado poder hacer frente al pago de los 350 € de la hipoteca. La madre hace arreglos en ropa, vuelve cuellos de camisa, coloca cremalleras, echa falsos de pantalón. Los otros dos hermanos de Joaquín, mayores que él, también están parados, pero carecen de estudios.
Estos son los héroes que ahora tengo, mis modelos de comportamiento. Los que reúnen las condiciones de excelencia que exijo y quienes, en mi opinión, deberían estar sentados en los parlamentos, y no los cuatro botarates, pomposos, ignorantes y ajenos a la realidad que ya han perdido incluso los valores personales, que contratan a profesionales del corta y pega para que les resuelvan los discursos, porque la ideología se la suministran a pequeñas dosis cada mañana en formato de argumentario. Esos que este año tampoco han tenido que renunciar a sus vacaciones, que viajan gratis y en primera en el AVE, que van a conciertos y mítines de sus correligionarios en coche oficial, que cobran dietas y hasta sobres de la caja B. Sus excelencias. No las mías.

miércoles, 17 de julio de 2013

Crónica de Marianito el “plasmado”

De pequeñito, sus profesores y compañeros decían de él que era un “plasmarote”. “Marianito que la manteca no se asa”, y Mariano se quedaba con los ojos muy abiertos y la boca también escuchando como le recriminaban sus ramplonas fechorías, eso sí, como quien escucha llover. Y es que Mariano nunca fue niño de poner zancadillas, levantar faldas, pintar en las fachadas o llamar a los timbres. Eso se lo dejaba a su amiguito José Mari, que iba por ahí dejando mesas perdidas de poner los pies encima o que le hacía la peineta inopinadamente a cualquiera que osara mirarlo siquiera.
A Mariano, cuando le reñían, le gustaba esconderse detrás del televisor. Es como si se escondiera detrás de un universo inalcanzable a los reproches, hasta allí no podían llegar las reprimendas. Definitivamente. Entonces era cuando más desesperaba a su entorno. Pero que nene más “plasmado”, sentenciaban hasta sus propios compañeros de clase.
Con el tiempo su amiguito José Mari llegó a ser delegado de curso, a pesar de que nunca dejó de hacer la peseta, de poner los pies sobre la mesa y de mentir más que hablaba. Algo que estaba muy mal visto, tratándose como se trataba de un colegio de pago. De tal forma que un día, hartos de sus gamberradas y sus mentiras, se reunieron todos los amiguitos y convencieron a José Mari para que dejase en su puesto de delegado de curso a otro de los amiguitos. El caso es que nadie esperaba que José Mari señalase a Marianito. Pero también es cierto que Marianito había tenido ya grandes responsabilidades.
Como aquella vez que se hundió en la fuente del patio del colegio una botella con el aceite de los desayunos y lo dejó todo perdido. Cómo él era el responsable de las cosas que se hundían en la fuente, fueron a buscarlo a su aula y lo encontraron escondido detrás del televisor que había para las clases de biología: “Mariano sal de ahí, te llevas este chubasquero y me limpias todo lo que ha ensuciado el aceite”, le dijo José Marí. “El chubashquero no, que luego me shacan chishtesh”. “Que chistes ni que chorradas son esas, te pones el chubasquero y te vas a limpiar, y vocaliza bien, coño, que parece mentira que tengas la edad que tienes”. “Esh que luego losh niñosh me diran que parezco un capullo, con el condón y todo”. Y la gracia que tenía Marinito explicando lo del aceite cuando volvió de limpiar, “esh que a esha profundidá se le eshtan shaliendo unosh hilillosh como de plashtilina”. Y aquello era el despiporre. como daban puñetazos en el suelo con lagrimas en los ojos del ataque de risa. Los demás compañeros obligaban a Marianito a repetir una y otra vez lo de la “plashtilina”, de la gracia que tenía el jodio.
El caso es que nombraron a Marianito delegado. No sin antes aprobar un examen que le hicieron sus propios compañeros:
-       ¿Que piensas de Alfredito, el de 4º A?
-       Esh muy malo y un inshidiosho y además cuando shu amigo Joshe Luish fue delegado dijo a los profeshoresh que había que comprar pizarrash nuevash y que había que hacer másh pishtahs deportivash, y she gashtaron todo el dinero del cole.
-       Muy bien. ¿Qué harás tú cuando seas delegado?
-       No habrá clashesh en catalán y el botiquín deshaparecerá porque ehs un gashto inútil.
-       Pero tendrás que explicarle todo eso a los demás niños, que eliminaremos el botiquín para que se puedan curar mejor las heridas que se produzcan, que desaparecerán las pizarras para que se puedan entender mejor las explicaciones de los profesores y que ya no se impartirán idiomas para que seamos más tolerantes y perfeccionemos el castellano, no como tú que mira que mal vocalizas.
-       Vale, pero shi tengo que hablar con losh niñosh quiero una tele para salir en ella y dirigirme a ellosh.
-       Mariano, eso es otra chorrada.
-       Puesh entoncesh no quiero sher delegado.
-       Bueno vale, te regalaremos una tele.
Todo iba bien, hasta que se descubrió que Luisito, el encargado de la recaudación para la excursión de fin de curso había estado comprando chucherías con el dinero del viaje. Luisito se había hecho amigo del encargado de los suministros del colegio. De esta forma, Luisito empezó a conseguir grandes donativos para la excursión. A cambio, conseguía que la papelería de su amigo suministrara cada vez más cosas al colegio. Alfredito el de 4º se enfadó muchísimo cuando se enteró y quería que Marianito dimitiera por no haber controlado aquello, a fin de cuentas Marianito era el responsable último de todo lo concerniente a las recaudaciones para la  excursión. Entonces apareció en el tablón del cole, pinchada con una chincheta, una hoja del cuaderno de Luisito donde decía que Marianito también había comido chucherías compradas con el dinero de la excursión.
Cuando la directora del colegio se enteró se enfadó muchísimo y quiso expulsar a todo el que tuviese algún tipo de implicación en el feo asunto de las chucherías. Así que llamó primero a Luisito y después a Mariano y a la subdelegada de 4º B.
-       Esho esh otra inshidia de Alfredito el de 4º A. y ellosh han hecho coshash peoresh. Que todavía me acuerdo como deshpilfarraba lash tizash Joshe Luish.
-       Todo eso está muy bien, pero vas a tener que explicarlo, Mariano. Le dijo Sorayita, la subdelegada.
-       No piensho ceder a un chantaje tan burdo como eshte. Esh absholutamente falsho. Ni shiquiera conozco a Luishito.
Pero en esto empezaron a circular por todo el colegio los mensajes de Mariano enviados al móvil de Luisito sólo unos días antes:
-       Luish, eshtate tranquilo que todo she va a arreglar, y no te olvidesh de losh chuchesh
-       Luishito, cabroncete, ten paciencia. Los chuchesh eshtaban muy ricosh.
Luisito, harto de que Mariano le diera largas le contó a la directora que todos sus amiguitos habían comido chuches, como Mari Loli, Javierito y el propio Mariano; Además como la papelería del amigo de Lusito tenía mucho interés en que Mariano siguiese siendo delegado habían regalado más chuches a otros niños para que votaran por él. Pero también se descubrió que se había suministrado menos papel que el que aparecía en las facturas.
***
Y colorín colorado, este cuento que tiene puñetera la gracia aun no se ha acabado. Si la fábula anterior fuese cierta y su hijo o el mío fuesen Luisito o Marianito hace tiempo que los habrían expulsado del colegio. Y lo peor de todo es que estamos creando el modelo propicio para que dentro de unos años, cuando Lusito y Marianito crezcan, no tengan nada de qué avergonzarse; e incluso lleguen a ser hombres de provecho plenamente integrados en una estructura de perfectos sinvergüenzas.

Lo que pasa en este país es demasiado serio como para bromear con ello. Cada vez que un político ha dicho que no se sentía concernido, a la sociedad se le ha ido encalleciendo la moral de tal forma que ya está instalada en la indolencia. La vida pública debe volver  a ser la referencia del modelo de comportamiento en el que se refleje la sociedad. De lo contrario cualquier herramienta de participación, de profundización en la democracia y de mayor relación entre representantes y representados no será más que un esperpento. Porque frente a la indolencia hay todo un ejército de incompetentes, mediocres y mercenarios dispuestos a seguir sacando partido y proponer que Chiquilicuatre sea presidente del gobierno.

viernes, 14 de junio de 2013

Pistolerismo 2.0

A principios del siglo 20 irrumpió en la escena de los conflictos sociales el fenómeno del pistolerismo. Una subespecie terrorista en el sentido de imposición de tesis, ideológicas o de poder, mediante la comisión de actos de sangre y la consiguiente propaganda derivada del acto violento. El pistolerismo, del que hicieron uso tanto organizaciones sindicales de carácter radical como la burguesía empresarial de la época, se llevó por delante a más de doscientos trabajadores y a decenas de empresarios. Eduardo Mendoza lo retrató de manera notable en La verdad sobre el caso Savolta.
La prensa de la época, principalmente la catalana, guarecía entre sus páginas plumas de fortuna partidarios de unos y otros que aplaudían o condenaban las comisiones sangrientas dependiendo de quien fuera la víctima y quien el verdugo, además de arengar a propios y delatar, acosar y difamar a extraños. También de esto dan algunas pinceladas Mari Cruz Seoane y María Dolores Sanz en su tercer volumen de la Historia del periodismo en España. Afortunadamente, en este siglo XXI de contrastes, de la luz del conocimiento universal que nos libera y de la oscuridad de la miseria de la crisis económica que nos asfixia, ha desaparecido el dedo que aprieta el gatillo. Desgraciadamente no han corrido la misma suerte quienes alientan el acoso ni las plumas de fortuna que lo ejecutan.
Con métodos tradicionales como el rumor o con otros más modernos, propios de guerrilla de la comunicación, tergiversan, exageran y descontextualizan. Siembran insidias sobre gente honrada para impedir que puedan ganarse el sustento, pisotean reputaciones y, al fin, dejan a su paso un reguero de muertos.Tras el embozo del blog se esconde el perro que altera y miente a golpes romos de teclado; tras la esquina de los comentarios anónimos, el perro en primer lugar y después toda la pléyade de personajes descerebrados reales, y los ficticios que su enferma mente ha parido, para rematar en sentencias las órdenes que su dueño o dueña le ha dado.
Cuídate. La diferencia es, afortunadamente, la ausencia del disparo sordo en la callejuela, el cuerpo tendido en la acera y el reguero de sangre. Pero juegan a matar, si no la vida, sí la reputación, igual que aquellos otros. Hay noches en las que se reúnen varios perros y sus dueños y dueñas, y existe quien les ha oído, ebrios de odio, proferir el nombre de su próximo muerto. Hay quien dice que el último nombre que oyó fue el mío. Pues ya sabemos quiénes somos todos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Mariano, estás despedido


Las Empresas no tienen paciencia ninguna con sus directivos. Si la cuenta de resultados no le satisface al Consejo de Administración, el Consejero Delegado y el Gerente van a la calle. Si Hacen una campaña publicitaria que no aumenta las ventas, el de marketing y publicidad se van a contar frailes. Si compran componentes en mal estado o mas caros que los que puede suministrar otra empresa, el de logística va al paro. Y eso sin necesidad de ninguna crisis. En tiempos de bonanza empresarial ya se despedía a directivos en el sector privado por manifiesta incompetencia. Parece lógico.

Imagínese una multinacional que hace año y pico cambió al Consejero Delegado. Que ese Consejero Delegado o gerente presentó un plan de expansión para la empresa, dado que los efectos de la crisis había mermado la capacidad de producción. Y que un año y pico después aun no ha cumplido una sola de las propuestas que presentó al Consejo de Administración para aumentar la producción. Imagine que desembarcó con un equipo que, según él, tenia una preparación y una experiencia reputadísimas para sacar a la empresa del bache en el que la había dejado el anterior Consejero Delegado. Imagine también que ha resultado que todos esos probados expertos fueron responsables, desde la competencia, de algunos de los males que ahora padece la empresa. Imagine que la empresa sigue reduciendo la producción y despidiendo a trabajadores, que es una relación lógica por otra parte, y que el Consejero Delegado no aparece para explicar al Consejo de Administración porqué sigue despidiendo gente si con eso lo único que ocurre es que producen aun menos. Imagínese que cuando explica algo no lo hace en persona, sino que manda a algún subordinado que, dibujando una sonrisa estúpida, repite una y otra vez que la culpa sigue siendo del anterior Consejero Delegado, al que echó el Consejo de Administración hace año y medio. Que, con todo, los datos del anterior Consejero Delegado eran mejores que los del actual. Imagínese que cada vez que esa empresa despide gente, sus trabajadores ganan menos porque tienen que soportar la indemnización que hay que pagar a los que se despide. Imagine que de la gente que se ha despedido ya de la empresa, a unos se les ha acabado la indemnización y ya no tienen para comer, a los otros dificilmente les llega con la miserable indemnización para llegar a final de mes. Siga imaginando que el Consejero Delegado viaja continuamente para pedir consejo y seguir las indicaciones que le dan los consejeros delegados de otras empresas de la competencia, a las que por otra parte les va mejor que a la de nuestro Consejero Delegado.

Imagínese, para ir finalizando, que usted y yo somos miembros de ese Consejo de Administración. ¿No cree que deberíamos despedir a este incompetente y a toda la caterva de aduladores cejijuntos con sonrisa estúpida y voz ridícula que le acompañan?

miércoles, 17 de abril de 2013

Como pollos sin cabeza

En el ejército, sobre todo los primeros días de instrucción era habitual que, a cualquier voz de cambio de dirección, la tropa se hiciera un lío y cada uno saliese andando para donde dios le dio a entender, a diferentes velocidades, con el pie izquierdo o con el derecho. La única manera de volver a la disciplina era ordenar parar, e inmediatamente descanso. Luego, una breve explicación de lo que se iba a hacer, alguna reprimenda generalizada y vuelta a empezar. Al cuarto o quinto intento, la cosa solía salir bien.

En el PSOE, estos días, alguien debería ordenar alto y descanso. Porque está claro que el paso de la oposición no lo sabemos llevar y sálvese quien pueda. Si hace años alguien dijo que gobernábamos como los ángeles pero lo contábamos de puta pena, en estos días, la evidencia es que cada socialista, en cada territorio, va por su lado como pollo sin cabeza. Léase Ponferrada, o PSC, o ERE, o más cerca Naves de Colecor.

Hay pueblos de esta Andalucía nuestra del cogobierno entre el PSOE e IU en los que el alcalde y el portavoz de la oposición se ven la cara más en los juzgados que en las comisiones informativas y los plenos de su ayuntamiento. No hay gabinete de prensa de partido político que se precie que no cuente con un tonto tecnológico de dedos vertiginosos capaz de enviar 1000 twits en una hora sobre lo cazurro que es el líder de la oposición y otros mil sobre lo bien que le funciona el tracto intestinal, sobre todo desde que siguió el consejo de Carmen Macci y toma un Activia al día. Eso sí, en su perfil de Linkdln tampoco falta el glorioso epígrafe de “Experto en comunicación política”, al que debería añadir “y en tractos intestinales”.

Esto ya se ha dicho antes. Pero tampoco faltan los otrora aduladores vocacionales y profesionales hoy reconvertidos en paladines de la renovación socialista ¿De cuál? No importa, de cualquiera en la que se me permita poder seguir adulando a alguien, y cobrar 60.000 euracos, pero por dios que esto cambie ya.

En una entrevista a un alcalde que publicaba hace pocos días un diario provincial se podían leer algunas perlas impagables, “si el gobierno (el de la nación) no le pone fecha a la estación lo haremos nosotros”, pero nadie tiene la decencia de decir que ese tren no irá a ninguna parte porque no se va a usar; otra, “el PSOE necesita a alguien con las características de Griñán y Pérez Rubalcaba no las tiene", sin duda es la opinión docta de un experto en características para el liderazgo; la última, “ser alcalde es más complicado de lo que yo pensaba”, haber empezado por ahí hombre.

Escribo esto porque yo también estoy indignado. Porque no es posible que un gobierno de derechas desmantele el estado del bienestar, condene a miles de personas a la emigración, recorte derechos laborales, acabe con la sanidad y la educación públicas, fulmine ayuntamientos y privatice más servicios públicos y establezca el nivel de parados en cinco millones de personas. Y mientras tanto en el PSOE cada pollo intente encontrar su cabeza.

Un mes antes de las elecciones generales de 2011 asistí a un acto en el que intervenía Felipe González. Expuso su análisis sobre la situación económica y sus desvelos al frente del grupo de expertos que debían aconsejar a los jefes de estado europeos soluciones a este desastre, (el económico). Como colofón lanzó una pregunta que ni él ni nadie contestó, que entendí en un sentido y que ahora ha tomado otro inquietantemente premonitor ¿Para qué queremos gobernar? En el mismo lugar pero veinte años antes tuve la oportunidad de decir que la generación del PSOE que participó en la transición había hecho un elogiable trabajo de modernización en este país y, sobre todo en Andalucía, pero era imposible que tuviesen las claves para dar con las soluciones a los problemas de nuestra sociedad en aquellos momentos. Bien, ya han pasado 35 años desde que murió el dictador, y algunas caras del socialismo se han mantenido desde entonces.

Ya no existen liderazgos, ni relevancias siquiera; no hay el más mínimo destello de brillantez retórica en los parlamentos; los escribientes de discursos cobran por el papel que producen al peso; la docilidad y la adulación son méritos sólidos para prosperar; hay candidatos más que amortizados que se cuidan muy mucho de mantener las proporciones aritméticas en sus entornos, en el vértice: los deudos; y en la base: la familia. “Ah, la familia”, que diría Don Corleone.

Mientras tanto, la gente sigue perdiendo su puesto de trabajo. Dos veces en semana veo una larga fila de personas que esperan que una entidad caritativa reparta fruta y verdura para aguantar hasta el próximo reparto. Y sin embargo, en estos momentos, me preocupa más el desorden y la falta de higiene en el PSOE que la velocidad terminal con la que el PP desmantela el estado a golpe de Decreto-Ley. Porque hasta que los socialistas no nos rearmemos ideológicamente y presentemos una posición sólida, con caras frescas realmente representativas de la sociedad, no tendremos capacidad de respuesta y continuaremos estrellándonos contra el muro del neoconservadurismo, pero cada vez con menos herramientas y menos fuerzas.

Y sí, estoy completamente convencido de que debe haber dimisiones en el PP, en el PSOE y hasta en la Casa Real. Porque no es posible que Barcenas, Gurtel, los ERE, el caso NOOS o las dietas y sobresueldos de algunos se estén llevando por delante el crédito moral de la mayor parte de quienes se dedican a la política y la credibilidad del propio sistema democrático.

Mucha gente en el PSOE sabe para qué hay que ganar las elecciones y gobernar, yo también. Pero antes hay otro tiempo, el de recuperar la identidad y los valores y reconciliarse con la sociedad; el de ser coherentes y honrados con nosotros mismos. Es el momento de mandar parar y acabar con tanto despropósito y decirle a alguna gente que cuando iniciemos el paso no es preciso que nos acompañe.