domingo, 18 de octubre de 2009

Griñán ha dicho


Acostumbrado, como está uno, a discursos largos resueltos con palabras huecas y mayor o menor fortuna, llenos de lugares comunes, aderezados con una buena cantidad de mayúsculas como Respeto, Futuro o Libertad y que para afirmar algo necesitan 20 minutos de rodeos, acostumbrado un poco a eso, digo, se agradece escuchar a alguien que en una sola frase dice cosas. Cosas con las que coincidir, a las que apoyar, cosas para dejar escritas en piedra.
Esta semana he escuchado un par de veces a Dolores de Cospedal hablar sobre la crisis de su partido en Valencia. Creo que venía a decir algo así como hemos hecho lo que teníamos que hacer y si lo que hemos hecho no es suficiente haremos otras cosas que serán más contundentes, pues eso.
Esta semana también he escuchado un par de veces a Griñán y cada vez me ha sorprendido por la contundencia y por la coincidencia, por la brevedad y la verdad, por la frescura, eminentemente, que siempre es de agradecer.
Griñan ha venido a decir que no es lógico que la redacción de la nueva Ley de Cajas consolide los privilegios que los canónigos de Cajasur mantienen actualmente. Hay algo más que tampoco es lógico. No es lógico que la totalidad de las entidades financieras tengan una obra social y cultural y que, paradójicamente, haya viviendas sociales que no pueden ocupar sus adjudicatarios porque no hay un banco dispuesto a concederles un crédito hipotecario. Pero para empezar está bien lo que ha dicho Griñán. Y, además, es probable que lo de los privilegios, con la que está cayendo, sea hasta pecado.
Griñán ha venido a decir que las referencias a las diferencias entre unas provincias y otras es una muestra de profundo catetismo. Me conozco a un alcalde que lleva años instalado en el agravio comparativo, gimoteando con su rostro de pobre hombre triste y gris. Todo un experto en el agravio de cómo los recursos económicos necesarios para las infraestructuras que la ciudad más importante del sur de Europa necesita se derivan a otras menos importantes. Mientras, en sus empresas públicas, los gerentes tienen salarios pavorosos. Antonio Soler definió en una ocasión las categorías de los catetos, los del origen humilde y los del horizonte garbancero, este es de los segundos.
Griñán ha venido a decir que lo peor del caso Gurtel es que se trata de dinero público. El reloj, los trajes, o los bienes de Correa, presuntamente, los hemos pagado todos, incluidos los que tenían dificultades para pagar la hipoteca de su vivienda, incluso quien no tenía para pagar el recibo del agua, la luz o la basura.
Griñan ha dicho cosas con las que coincido, a las que apoyo y que podrían, perfectamente, quedar escritas en piedra. Vale.

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